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LA PESQUERÍA DEL CALAMAR GIGANTE

El calamar gigante (Dosidicus gigas) es un cefalópodo endémico de la región este del Océano Pacífico. Su rango geográfico de distribución está comprendido desde California en Estados Unidos (40 °N) hasta el sur de Chile (52 °S), entre la superficie y los 1.200 metros de profundidad. Es una de las especies de mayor tamaño (2,5 metros de longitud máxima y 50 kg de peso máximo) y la más abundante del mundo. Tiene una amplia tolerancia de temperaturas, pudiéndose encontrar entre los 15 a 28 °C en aguas superficiales (incluso hasta 30-32 °C en aguas ecuatoriales), mientras que en aguas profundas se encuentra a cerca de 4 °C (Nigmatullin et al., 2001).

Se caracteriza por presentar un rápido crecimiento, madurez temprana y un ciclo de vida no mayor a 2 años aproximadamente. Sin embargo, estos rasgos son altamente variables con una fuerte dependencia de las condiciones medioambientales, suponiendo que un impacto combinado de la temperatura del mar y la disponibilidad de alimento controlarían las tasas de crecimiento y comienzo de la madurez, definiendo así la longevidad y talla máxima de esta especie (Argüelles & Tafur, 2010). Se han identificado tres grupos intraespecíficos de calamar gigante en el Pacífico sudeste según su talla de madurez (Nigmatullin et al. 2001); sin embargo, dado que no se han encontrado diferencias genéticas entre las tres subunidades poblacionales propuestas, se sigue considerando que constituyen un único stock (Xu et al. 2017).

A nivel mundial, Perú, China y Chile son los responsables de las mayores capturas de este recurso. Entre 2013 y 2017, se desembarcó alrededor de 900 mil toneladas de calamar gigante en el mundo. Perú fue el responsable del 49%; China, 32% y Chile, 17%. 

 

En Chile, a partir de 2001 este recurso incrementó su abundancia, particularmente en la zona centro sur del país, zona donde se desarrolla una serie de pesquerías de importancia nacional, tales como sardina común, jurel, anchoveta y merluza. En los años siguientes la presencia de calamar gigante en los caladeros de pesca nacionales continuó incrementándose y se extendió a áreas de pesca en la zona austral, aumentando su importancia como fauna acompañante de las pesquerías de arrastre de merluza que se desarrollan en esa zona. Luego del 2010, este recurso se posiciona como una pesquería de gran importancia económica, característica que ha mantenido hasta la fecha. El mayor aporte a la actividad extractiva del recurso en el periodo 2000-2017 lo efectúan las regiones del Bío Bío, de Valparaíso y de Coquimbo (SUBPESCA, 2018).

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En Ecuador, el calamar gigante se distribuye con mayor abundancia en el Golfo de Guayaquil y en menor abundancia frente a las costas de Manabí y Esmeraldas. También se distribuye alrededor de las Islas Galápagos.

En México, el mayor volumen de calamar gigante se desembarca en los estados de Baja California Sur, Sonora y Sinaloa, capturándose principalmente en la región central del Golfo de California. El otro estado donde se han registrado capturas de calamar gigante de manera frecuente es Baja California. En la actualidad, en esta pesquería existe una flota de alrededor de 180 embarcaciones camaroneras acondicionadas para pescar calamar.

En el Perú, el calamar gigante se encuentra comúnmente a lo largo de toda la costa peruana, es la segunda en términos de volumen (PRODUCE, 2017). A nivel de primera comercialización, se estima que esta pesquería entre el 2013 y 2017 generó anualmente 153 millones de dólares por ventas en playa. Desde octubre de 2011, la pesquería del calamar gigante en el Perú está normada por el ‘Reglamento de Ordenamiento Pesquero del Calamar Gigante o Pota (Dosidicus gigas)’, aprobado mediante Decreto Supremo No  014-2011-PRODUCE (Produce 2011).

La cadena de valor de la pota peruana es de gran importancia para el desarrollo del sector pesquero del país. Sin embargo, esta tiene aún retos estructurales que afrontar y que hoy suponen riesgos que no brindan la estabilidad necesaria para consolidar dicha actividad. Algunos de estos retos son:

  • La demora en concluir los procesos de formalización de la flota artesanal.

  • La actualización del reglamento de ordenamiento pesquero (ROP) para que se ajuste a la forma actual de extracción del recurso, tanto en aguas nacionales como internacionales.

  • La necesidad de adecuar las embarcaciones artesanales peruanas a los requerimientos de la Organización Regional de Ordenación pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS) para realizar capturas legales en aguas internacionales.

  • La necesidad de desarrollar investigaciones claves para asegurar la sostenibilidad del stock pesquero y entender la estructura del stock en el Pacífico Oriental, entre otros.

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